Juan de Herrera (ca. 1665 - 1738)
La abundante obra que se ha conservado de Herrera,
toda ella de alta calidad, le ha merecido el calificativo del "más
prolífico de todos los compositores coloniales de la Nueva Granada"
(Stevenson: 1962, 14) y es digno de figurar, entre los maestros
criollos, junto a José Orejón y Aparicio.
Hijo de familia acomodada, recibió una esmerada
educación hasta recibirse de sacerdote. Sus estudios, costeados
por su padre, incluyeron sin duda una adecuada formación como músico
en el Seminario Conciliar de San Luis, donde un siglo antes había
sido maestro de canturrias el célebre Gutierre Fernández Hidalgo.
La primera obra fechada de Herrera data del 20 de
junio de 1689, su salmo Laudate Dominum
omnes gentes, a 10 voces, y es probable que haya servido
para celebrar una importante ocasión de su vida, ya fuera su ordenación
sacerdotal o el término de sus estudios musicales.
Desde el año siguiente, 1690, hasta su muerte, fue
capellán y maestro de capilla de las religiosas del Convento de
Santa Inés, cargo que desempeñó conjuntamente con sus otras funciones.
De ese año data su secuencia salmódica a 11 voces, Laetatus
sum - Nisi Dominus - Lauda Jerusalem, escrito especialmente
para ese convento. La parte de Alto II fue cantada por la religiosa
Sor María Gertrudis.
La formación humanística de Herrera le hizo preferir,
para sus composiciones musicales, los textos en latín y las formas
de música religiosa a las obras de carácter secular con texto vernáculo.
De las 38 composiciones suyas que se conservan en el Archivo de
la Catedral de Bogotá, 28 están escritas en latín y sólo 10 en español.
Estas últimas generalmente constan de dos o tres voces y Continuo,
en cambio las latinas reciben un tratamiento las más de las veces
policoral, con Continuo.
En 1695 compuso una nueva obra religiosa policoral,
esta vez tres salmos y un Magnificat a 9 voces para Vísperas. Sólo
en 1698 escribió su primera obra secular con texto en español, dedicada
a Nuestra Señora del Topo, imagen de la Virgen venerada localmente
y patrona del Capítulo Primado: A la fuente
de bienes.
Al fallecer José Cascante, a principios de 1703,
Herrera solicitó la plaza vacante al Cabildo de la Catedral y pidió
se le nombrara en "el oficio de Mro de Capilla desta Sta Igla por
auer quedado Vaca por Muerte del Mro Joseph Cascante que lo obtenía".
El Cabildo consideró esta solicitud en sesión del 16 de enero de
1703 y fue nombrado "en el officio de Mro de Capilla desta Sta Iglesia
y Compositor con la renta de doscientos y cincuenta pattacones de
Salario en vn año, y todos los demás proventos y emolumentos que
deue auer y gozar assi dentro desta Sta Igla como fuera de ella"
(Libro de Autos y Acuerdos 1693 - 1704,
fol. 191). El sueldo fijado se mantuvo durante los 35 años que Herrera
ejerció el cargo de Maestro de Capilla de la Catedral.
Desde 1703 en adelante, Herrera compuso sus obras
de mayor envergadura: seis Misas (una de Réquiem), un Oficio de
Difuntos, tres colecciones de Lamentaciones, siete colecciones de
salmos de Vísperas y algunas obras profanas.
Con todo, el carácter afable de Herrera y su incapacidad
de imponerse con firmeza ante el cuerpo de músicos bajo su mando,
produjo un descenso en la calidad del servicio musical. El 26 de
junio de 1711 el Cabildo dedicó una sesión para tratar este problema.
Diversas medidas del Cabildo permitieron a Herrera continuar en
su cargo hasta el fin de sus días. Dictó su testamento el 2 de febrero
de 1738 y murió en la Cuaresma de ese año. Su sucesor, el sacerdote
Francisco de Paula de Amaya, fue nombrado como maestro de capilla
interino en sesión del Cabildo del 18 de marzo siguiente.
(Samuel
Claro, Antología de la Música Colonial en América del Sur,
Ediciones de la Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1974)
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